José María Iparraguirre Balerdi ( 1820 - 1881 )

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Iparraguirre y su esposa Ángela Querejeta, rodeados de sus ocho hijos.
Último retrato de José María Iparraguirre

Autor

Ayuntamiento de Urretxu - Dirección de Cultura

Título

José María Iparraguirre Balerdi ( 1820 - 1881 )

Birth Date

12/08/1820

Birthplace

Urretxu

Death Date

06/04/1881

Occupation

Cantante y poeta popular.

Biographical Text

Nació en Urretxu y falleció en Ezkio-Itsaso (Gipuzkoa).

Hijo de José Agustín Iparraguirre Aramburu oriundo de Idiazabal, y Francisca Manuela Balerdi Escorta [/Oscorta], de Gabiria. Ambos padres se dedicaban al comercio de confituras en Urretxu.

Estudió primeras letras con el maestro Pedro Guridi, y al cumplir los 5 años su padre le envió a estudiar castellano, historia y geografía con su tío, en Zerain. A los 11 años muda de nuevo de residencia, esta vez a Vitoria, para realizar estudios de Latín. Al poco tiempo se traslada de nuevo con su familia a Madrid. Una vez allí, ingresa al Colegio de San Isidro para continuar sus estudios (¿1831/32?). Por dicha trayectoria, se piensa que su padre esperaba que Iparraguirre se formara como seminarista.

La I Guerra Carlista (1833-1840) puso fin a los estudios madrileños de José María que, sin avisar a sus padres, viajó al País Vasco para alistarse como voluntario en el bando carlista.

Resultó herido en acción de guerra en Mendigorria, Arrigorriaga y Castrajena. Por las lesiones y como reconocimiento a sus servicios, pasó a formar parte de la Guardia de Honor de Don Carlos. Tras el abrazo de Bergara (1839) se exilió del país con apenas 19 años.

Los años entre 1839 y 1852 constituyen el período bohemio de Iparraguirre por Europa. Anduvo errante por Francia, Italia, Suiza e Inglaterra. Durante estos años habría desarrollado su vocación musical y realizado estudios de canto en París con la soprano Carolina Duprez, e incursionado en el mundo de la actuación y la comedia. Actividades con las que se habría ganado el sustento, interpretando canciones con su guitarra en el espectáculo de una compañía de comediantes italianos. Tenía ambición teatral, pero conquistó la escena con su potente voz para el canto.

Su regreso a Bilbao en 1852 habría sido posible gracias a la mediación del General Mazarredo, que intercedió por él para que se le concediera el indulto. De vuelta a la patria, continuó con su carrera musical, interpretando sus composiciones en ciudades y pueblos.

El espíritu romántico de sus canciones, ensalzando la patria vasca y los fueros, le canjearon de una parte el fervor popular, pero también el recelo de las autoridades. Preocupados por las multitudinarias concentraciones en torno a los conciertos de Iparraguirre, las autoridades optaron por detenerle en la cárcel de Tolosa, y prohibirle permanecer en cualquiera de las provincias vascas.

En éste su segundo exilio, que se extiende de 1853 a 1859, Iparraguirre recorrerá Santander, Asturias, Galicia y Portugal. En 1859, poco después de un breve viaje a Tolosa donde contrae matrimonio con María Ángeles Querejeta, toma rumbo a Buenos Aires.

Durante los 18 años que transcurren entre 1859 y 1877, Iparragirre vive con su familia la experiencia de la emigración americana. Hasta 1861, intenta sacar adelante su nueva familia con el oficio de pastor en un rancho de Mercedes (Uruguay), pero ante el fracaso económico de la empresa, se establecen en Montevideo regentando el café "Gernikako arbola".

Pese a ser muy fecuentado, la empresa comercial del café no marchó todo lo bien que debía. Ante la nostalgia y el apremio económico, Iparragirre decidió regresar al Europa con el apoyo de la comunidad vasca, que pagó una suscripción para cubrir los gastos de su viaje a Bayona. Su esposa e hijos permanecieron en Uruguay.

A su regreso, Iparraguirre continuó con su vida errante de cantor, poeta y músico popular. Desde su arribo el 20 de octubre de 1877, y hasta su muerte por neumonía en Ezkio Itsaso en 1881. Sus últimos años estuvieron marcados por el apremio y las dificultades económicas, que le impidieron materializar el rencuentro familiar en tierras vascas. El apoyo de amigos y una pequeña pensión de la Diputación le permitieron eludir la miseria.

Recibió varios homenajes a su regreso, en reconocimiento por sus composiciones musicales que tanto arraigo encontraron en el sentir de los vascos. Entre ellas destacan especialmente:
  • Gernikako Arbola (1853), zortziko cuasi-religioso por la libertad y los fueros
  • Agur Euskal-Eriari (1857), zortziko de despedida del emigrante vasco
  • Ara nun diran (1877), la composición del retorno